lunes, 31 de agosto de 2015

COSAS QUE DEBE HACER UN HOMBRE


Yo nací y me crié en el campo pero en el campo mismo, campo adentro como se suele decir. El pueblo más cercano quedaba a días de cabalgata y era tan pequeño el pueblito que no valía la pena hacer tal viaje.
Yo estaba tan lejos de la civilización como lo estaban esos animales del campo de su hábitat natural. Era esa aparente libertad, el estar preso entre kilómetros y kilómetros de naturaleza, apartado de un mundo que no elegí estar apartado lo que me unía directamente a los animales que me rodeaban, esa misma y pesada cruz.
La primera vez que vi a una mujer fue a los 23 años. Nunca había visto a una persona del sexo opuesto además de mi señora madre y es por esa razón que hasta cierta edad mis relaciones sexuales fueron únicamente con animales (vacas, yeguas, cabras). Ahora sé que a ese tipo de prácticas se las define como zoofilia pero en mi caso no era por una cuestión de opción sino por falta de la misma, no iba por el lado de la morbosidad como puede darse en otras personas sino que fue algo que se fue dando muy de apoco y naturalmente. Además eso en el campo es cosa muy común, ¡eso sí! de eso no se habla.
Mi debut sexual fue a los 14 años de edad con una oveja y es extraño de confesar y sé que resultara ridículo, gracioso, y hasta obsceno para muchos que tienen entre sus parámetros de lo que está bien y lo normal el debutar sexualmente con una prostituta o una novia enamorada que se entrega de cuerpo y alma a su amado como prueba de amor para luego ser dejada.
La verdad es que no me avergüenzo al decirlo porque no fue un suceso previsto ni premeditado, simplemente pasó como pasó nuestra relación, pura, honesta y espontánea. Yo estuve cuando nació, era tan diminuta y frágil. La cuide desde ese momento, le daba de comer, la esquilaba apenas venían los primeros calores, jugábamos y nos divertíamos mucho. Fuimos creciendo juntos, tan juntos que era difícil decir cuál de los dos era la oveja y cuál era el humano.
Ella también me cuidaba mucho, de hecho fue muy dulce y paciente ante mi inexperiencia sexual, y me lamia la cara si yo me ponía mal.
No es que pensara casarme con ella o algo así pero tampoco esperaba lo que iba a pasar.
Una tarde se acercó mi padre y me puso su facón en mis manos diciendo: "ya sos un hombre y es hora de que lo uses" lo cual me conmovió profundamente, era el facón de mi padre, de mi tata. Se desprendía de él para dármelo a mí que no me dejaba tocarlo ni por asomo, pero mi felicidad pareció cortada como por ese mismo cuchillo cuando dijo: "anda y mata a la oveja" ¿qué? respondí, a lo que contesto: "la vamos a carnear". Yo seguía conmovido pero esta vez por el impacto de lo que debía hacer. No podía explicarle a mi padre la situación aunque tal vez lo intuía, e igualmente sabía bien del afecto que me apegaba a ella y estoy seguro que en algún momento de su vida había tenido la misma experiencia.
Al verme inmóvil y perturbado se acercó aún más, me agarró fuerte de los hombros, me miró firme a los ojos y me dijo:"hay que matarla en su mejor momento y comerla a fin de año, esas son cosas que debe hacer un hombre".
La verdad es que en ese momento no le entendí o no le quise entender, entre su hablar un poco brusco de más y el aliento a alcohol que quemaban mis fosas nasales y garganta. Papá tomaba mucho desde que mi madre se fue y cada tanto hacía viajes muy largos al pueblo solo para poder abastecerse de cañas, grapas, whisky y todo tipo de agua ardiente.
Mi madre desapareció de un día para otro, ella y todas sus pertenencias. Nunca supe ni entendí por que se fue así tan repentinamente sin decir nada ni despedirse, pero ese tema era algo de lo que tampoco se hablaba. Desde ese momento no hubo un solo día en que mi padre no se emborrachara, y yo no lo juzgaba. Todavía recuerdo a mi papá llorando desconsolado y desesperanzado frente a una gran fogata quemando las últimas cosas que quedaban de ella.
Con esa imagen en mi mente traté de llegar a su compasión explicándole que no podía hacerlo y le pregunte si podíamos quedarnos con ella como mascota solo como una excepción pero de nada sirvió, sus últimas palabras fueron: "¡no seas maricón, anda a matarla te digo!" y se fue, y me dejó solo con el cuchillo reflejando una luz en la pared.
La oscuridad empezó a teñir de negro el campo, la pieza y el cuchillo y la luz de su reflejo ahora solo era su sombra. El frío atrapó mi cara y entumeció la mano, mis piernas temblaban y en mi estomago sentía clavada la cuchillada que tenía que dar.
No podía hacerlo pero tenía que hacerlo, tarde o temprano iba a pasar y era mejor terminar con esa horrible tensión lo antes posible y si lo pensaba era peor, el cariño que le tenía, todos esos años juntos, la vida y la muerte. No pensé más y me fui corriendo hacia donde estaba, ciego de lágrimas le salte encima y clave el cuchillo en medio de su pecho. Mi padre gritó, apretó fuertemente mi cuello mientras moría lentamente y en su último aliento me dijo: "hijo e puta". Y mi llanto hizo un charco de lágrimas dentro de un charco de sangre.
Margarita parecía no haberse percatado de lo sucedido pero lo sabía y lo sabía muy bien ya que ella estaba afuera muy cerca del rancho cuando todo pasó. Actuaba muy tranquila, relajada, como ajena a todo y a todos, y así debía ser, después de todo solo era un animal pero su comportamiento tampoco era tal. Se alejaba de mí, me despreciaba con un aire burlesco como de superioridad, me humillaba ante los demás y para intimar con ella debía hacerlo a la fuerza y hasta parecía reírse en mi cara, la misma cara que manché de rojo tiempo atrás dando muerte a mi padre por ella, solo por ella. Si hasta hice un fogón y allí lo queme junto con sus cosas para no dejar huellas ni rastros y solo dije que un día se fue borracho y no volvió.
Pero una mañana lo comprendí todo. Esa mañana la vi... cogiendo, como nunca la había visto jamás, con un peón que cada tanto ayudaba a papá cuando estaba complicado con algo. Todavía puedo escucharla balando como queriendo gemir. En ese instante entendí por primera vez lo que me había querido decir mi sabio padre. A las mujeres hay que matarlas en su mejor momento y comerlas a fin de año, esas son cosas que debe hacer un hombre.

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